Juan Antonio García Avilés: "Solo los periodistas enamorados salvarán el periodismo"

A menudo, el periodismo parece moribundo. ¿Cuántas noticias vio hoy? Mejor aún: ¿cuántas leyó de verdad? El desencanto en el periodismo no es nuevo. Y el lugar donde más persiste es dentro de la profesión.Muchos periodistas se sienten atrapados en la rueda del hámster: producir sin parar, con prisas, sin profundidad. Ese ambiente de desánimo fue lo que llevó al periodista y profesor José Alberto García Avilés a hacerse una pregunta: ¿es aún posible ejercer el oficio de periodista otra manera?
En su libro Águilas y colibríes (editado por Playhacks), García Avilés lo deja claro: el periodismo no está muerto, solo cojea. El autor no abraza el pesimismo estructural. Al contrario, sostiene que el oficio de informador es más necesario que nunca: «La ciudadanía necesita esa brújula de periodistas, especialmente frente a la inteligencia artificial, la desinformación, las fake news y la polarización».
Al profesor de la Universidad Miguel Hernández (UMH) le encantan las metáforas. Le chiflan. Su libro está repleto de ellas. Para el autor, los periodistas que salen adelante son aves de dos tipos. Pueden ser águilas o colibríes. Todo empezó con un viaje a Costa Rica.
- ¿Qué significa realmente ser un águila o un colibrí en el periodismo? ¿Hay que ser uno o el otro?
- El año pasado, en un viaje, un guía me enseñó a observar la naturaleza de otra manera. Pude ver animales como osos hormigueros, iguanas y monos araña. Pero lo que más me llamó la atención fue descubrir una majestuosa águila crestada y los maravillosos colibríes. Para mí, los periodistas águilas son aquellos que vuelan alto, con una visión amplia y clara de la realidad. Por otro lado, los colibríes representan la destreza, la versatilidad y el optimismo. Juntos simbolizan las cualidades necesarias para seguir adelante en esta profesión.
La obra de García Avilés reúne 32 entrevistas a periodistas europeos que han decidido reinventar su oficio desde dentro. Algunos lo hicieron en condiciones extremas, como la ucraniana Daryna Shevchenko, que hoy lidera un medio independiente después de tres años de guerra en su país. Otros, como el suizo Serge Michel, optaron por cambiar de rumbo a los 50 años y fundaron un medio desde cero que les permitiera hacer un periodismo más reflexivo y pausado.
En el libro destacan dos españoles: Mar Cabra, lidera un proyecto para la salud mental de los periodistas, y el ya fallecido Mario Tascón, pionero en la transformación digital de los medios en España y firme defensor del periodismo de datos como herramienta para fortalecer la democracia.
- ¿Existe en España verdadero periodismo innovador?
- Aunque no pretendo generalizar ni criticar a todos los profesionales del gremio, considero que figuras como Carlos Alsina encarnan una energía inspiradora. Necesitamos más periodistas así: que crean en la esencia de esta profesión. Alsina, sin duda, representa ese tipo de periodismo que reivindico.
- ¿Qué innovaciones ha visto fracasar por falta de contexto o por exceso de ambición?
- Un ejemplo fue el intento de El País, a comienzos de la década de 2000, de implantar un muro de pago en su sitio web. El público no estaba preparado para pagar por contenidos online y el experimento fracasó. Otro caso interesante fue Politibot, un chatbot sobre política lanzado en 2017. La iniciativa atrajo a miles de usuarios, especialmente durante las campañas electorales, pero la tecnología de Inteligencia Artificial aún no estaba lo suficientemente desarrollada y el proyecto perdió tracción con el tiempo. Lo importante es ser consciente de que hay que saber arriesgar.
- Ya que menciona la Inteligencia Artificial... ¿Está para bien o para mañ la IA en el periodismo?
- Caer en un «a favor» o «en contra» me parece excesivo. Esto nos lleva al debate de apocalíptico o integrador. Yo me considero integrador, aunque con muchas reservas, porque es una disrupción mayor que la que supuso internet hace más de 25 años. Es muy fácil dejarse seducir y que la herramienta nos controle. Si la utilizmosbien, escribiremos más rápido, sí. Pero no podemos dejar que piense por nosotros.
- Para que existan medios de cmunicación inconformistas hace falta que tengan ingresos. ¿La independencia editorial es una utopía?
- Soy consciente de que para trabajar hay que comer. Financiar el periodismo es el Santo Grial. Se necesita una fórmula sostenible. Como dice Lisa McLeod, del Financial Times, hay que diversificar ingresos, pero sin pasarse: tres o cuatro vías son suficientes. Y no: abandonar la publicidad es impensable. Las suscripciones no compensan la caída del papel ni de la publicidad impresa.
- Ya que habla de dinero, ¿qué opina de la precariedad del sector?
- Es indudable que en muchas redacciones los sueldos están por los suelos y las jornadas son largas. No quiero engañar a nadie: es un camino complicado. La mejora debe venir también desde arriba, con directivos comprometidos en mejorar las condiciones laborales, crear un entorno laboral sano y respetuoso con la salud mental.
- ¿Es la salud mental un tabú en las redacciones?
- Totalmente. La periodista Mar Cabra, con su proyecto sin ánimo de lucro The Self Investigation, hace un trabajo encomiable y aporta datos sobre el número de periodistas que en todo el mundo conviven con problemas de ansiedad, burnout o incluso depresión. Por desgracia, sigue siendo una gran epidemia silenciosa.
- Y ante todas estas dificultades, ¿vale la pena seguir apostando por el periodismo?
- La profesión es un servicio público tan necesario como la Medicina o el Derecho. Es indispensable en los momentos de crisis, llamémosles apagón, DANA. Para construir una democracia sólida y que la gente sepa lo que está en juego, se necesita un periodismo independiente, ecuánime y ejercido por profesionales enamorados de su vocación. Solo los periodistas enamorados salvarán el periodismo.
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